En esta narrativa plasmaré mis sentimientos alrededor de la propuesta
“investigación escolar como estrategia didáctica” y en ella las transformaciones que he podido tener en mi quehacer profesional. No podría iniciar este escrito sin decir que desde pequeño me proyectaba siendo maestro y por tanto ha sido no sólo mi proyecto de vida sino también mi vocación.
Debo de contar que en mi infancia jugaba a ser profesor con mi pizarra artesanal y unas tizas que mi papá me traía del pueblo y yo convocaba a los compañeros de grado – para este entonces primero o segundo de primaria- para enseñarles lo que yo había aprendido en la escuela, en la Normal Superior adquirí herramientas para ser maestro y posteriormente me pude profesionalizar en la facultad de Educación de la Universidad de Antioquia.
En el 2007 llego a la institución educativa como profesor de básica primaria, con el sueño de materializar los ideales de formación que había podido configurar a lo largo de mi carrera. Sin embargo las dinámicas institucionales las cuales estaban pensadas de manera deductiva, hacían que mi quehacer estuviese orientado a cumplir con los diferentes requisitos que a nivel de la escuela eran indispensables.
Es de anotar que desde este año hasta la fecha me había sentido en deuda con los ideales de formación que por diferentes aspectos no lo había podido materializar es en el 2016 en los que contamos en la institución educativa con un rector sensible a la innovación y receptivo a nuevas propuestas y unas colegas que viven y se apasionan con la profesión. Así que podría decir que estaba abonado el terreno para poner a rodar estos ideales de formación.
En mis años de experiencia, los maestros hemos trabajado de manera autónoma casi que en solitario, sin embargo siempre estaba latente la necesidad de formar colectivo académico de tal forma que no fuesen prácticas atomizadas, sino que pudiésemos producir conocimiento y así trascender las técnicas en las prácticas de enseñanza. Esta necesidad la hacíamos más evidente al conversar con las colegas luego de la jornada laboral, donde hacíamos explicitas las falencias metodológicas y curriculares ya que las prácticas educativas eran igualitarias y homogenizantes. Por lo tanto, surgió la necesidad de pensar en la propuesta pues a mi modo de ver, propende igualar las oportunidades de accesibilidad al conocimiento.
Si bien desde el 2011 hemos acompañado grupos de investigación, es en el 2016 en el que la investigación escolar ha sido congruente con el currículo y por lo tanto nos posibilita unas estrategias en las que los legados culturales que llevamos al aula cobran sentido, ya que éstas se configuran para responder a unas necesidades y unos planteamientos que se han generado desde la investigación escolar.
Soy un convencido de la formación por competencias, de las propuestas de enseñanza que trasciendan los contenidos, de las apuestas de enseñanza que aportan al desarrollo de habilidades y capacidades, de generar momentos metodológicos en los que se privilegien las capacidades innatas de los estudiantes como la inferencia, el análisis, la comparación y la observación y en favorecer escenarios donde todos los niños tengan igualdad de condiciones en la accesibilidad del conocimiento.
En la misma vía la propuesta me ha permitido no solo acompañar a los
estudiantes en el diseño de propuestas de investigación, sino también convertir mi práctica en un pretexto para mis procesos investigativos. Es así como en este momento podría decir en conjunto con mis colegas que a la par de nuestras prácticas, estamos realizando investigación educativa, donde hemos tenido unas problemáticas iniciales y a partir de ellos, generar unos referentes teóricos que soporten la aplicación y donde ejercicios como estos, posibilitan la sistematización del proceso.
En el proceso de aplicación de la propuesta he encontrado dificultades de diversa índole. En lo metodológico en ocasiones me ha sido difícil despojarme del  asignaturismo para pensar de manera holística el conocimiento y por lo tanto disponerlo al servicio de los problemas de investigación. Otro de los obstáculos encontrados han sido los tiempos para llevar a cabo las estrategias planeadas, puesto que al momento de que realizo las intervenciones no logro avanzar como he planeado ya que en ocasiones los estudiantes no tienen los mínimos necesarios para realizar los procesos de investigación que se requiere.
Es de anotar que las distintas dificultades se han convertido en retos que hemos ido resolviendo de manera colegiada por lo tanto, las conversaciones entre los colegas se volvió una herramienta fundamental en este proceso, donde cada profesor desde las experticias y experiencias han ido nutriendo el proceso.

Para finalizar, me queda como retos seguir con la sistematización de la propuesta, seguir utilizando las tecnologías de la información y la comunicación como medio darla a conocer y facilitar las estrategias de clase. Ampliar las redes académicas y por lo tanto que otros maestros se sumen de tal manera que podamos seguir avanzando a construir la escuela que soñamos. Participar en eventos de divulgación y evaluación de la propuesta para continuar con su refinamiento y por lo tanto, continuar con la problematización de las necesidades en la educación
actual.

                                                                          Wilman Ricardo Henao Giraldo